Este trabajo revisa la relación entre microbiota intestinal, alimentación y ejercicio físico, un ámbito que ha cobrado gran interés en los últimos años por su influencia tanto en la salud como en el rendimiento deportivo. La microbiota, formada por millones de microorganismos, cumple funciones clave en la digestión, la inmunidad y el metabolismo, de modo que su equilibrio puede favorecer la salud o, en caso contrario, aumentar el riesgo de enfermedad. El objetivo principal fue analizar cómo la dieta y la actividad física modulan la composición y función de la microbiota, así como sus implicaciones en la prevención de patologías crónicas y en el ámbito deportivo. Para ello, se realizó una revisión narrativa con apoyo en bases de datos como PubMed, Scopus, y Google Scholar, incluyendo estudios publicados entre 2010 y 2025 en inglés y español. Tras el proceso de selección, se analizaron 55 artículos. Los hallazgos muestran que la dieta es el factor más determinante: los patrones ricos en fibra, alimentos fermentados y grasas insaturadas se asocian con mayor diversidad bacteriana y producción de ácidos grasos de cadena corta, mientras que la dieta occidental se vincula con disbiosis y riesgo metabólico. El ejercicio moderado y sostenido también favorece la abundancia de bacterias beneficiosas y metabolitos útiles, aunque el sobreentrenamiento puede tener efectos adversos sobre la barrera intestinal. La combinación de dieta saludable y actividad física genera un efecto sinérgico, maximizando la disponibilidad de metabolitos microbianos y mejorando la capacidad de recuperación y la resistencia en deportistas. A nivel práctico, el cuidado de la microbiota emerge como una herramienta prometedora tanto para la salud pública como para la personalización de programas de nutrición y entrenamiento.
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