El virus del papiloma humano es un virus de ADN de doble cadena y la infección por este virus se considera la enfermedad de transmisión sexual más común en todo el mundo. En la actualidad se cuenta con diferentes vacunas (Gardasil, Gardasil 9 y Cervarix) que ayudan a prevenir el desarrollo de patología grave como el cáncer cervicouterino pero no eliminan una infección existente. La microbiota cervicovaginal tiene una gran influencia en la modulación del sistema inmunológico del epitelio cervicovaginal, en la respuesta inflamatoria y en la protección del tracto reproductivo frente a diversas infecciones como la vaginosis bacteriana, vaginitis bacteriana, candidiasis vulvovaginal, las infecciones del tracto urinario y las enfermedades de transmisión sexual. Los estudios que hay en la actualidad han arrojado una respuesta alentadora al uso de probióticos como una potencial terapia complementaria al tratamiento médico para restaurar la microbiota en la vagina logrando la dominancia de los Lactobacillus y con ello mejorar la respuesta inmunológica, disminuir la inflamación y así lograr reducir la persistencia de la infección y obtener un aclaramiento viral
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